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Uno de los elementos más usados en el urbanismo occidental (sobre todo europeo) es la glorieta, rotonda, “redonda”, óvalo, redoma, redondel, o infinidad de nombres más. Por definición, la rotonda es una construcción vial diseñada para facilitar los cruces de caminos y reducir el peligro de accidentes. La rotonda es la alternativa a los cruces con semáforos, y tal y como se la conoce hoy en día, lleva con nosotros desde 1909 (la primera se construyó en Letchworth , Inglaterra) Hay innumerables leyendas urbanas sobre las rotondas, desde que no existe ninguna en Nueva York, donde toda la circulación se basa en cruces y semáforos, hasta que la rotonda más peligrosa del mundo es la del Arco del Triunfo en los Campos Eliseos de Paris y que por ello, los seguros de vehículos adjuntan una clausura de que no te cubren allí los golpes. ¿Pero son realmente útiles las rotondas? Para averiguarlo, lo primero que tenemos que ver es cómo se debe circular por ellas: 1-En primer lugar, se debe tener en cuenta, que salvo señalización expresa, la prioridad se le da a quien ya está dentro de la rotonda antes que a quien va a ingresar en ella, aun cuando en el resto de casos, fuera de rotonda, la prioridad la tiene quien llega por la derecha. 2-En segundo lugar, el sentido de circulación (para quienes conducimos con el volante a la izquierda) es el anti-horario. 3-Una vez dentro de la rotonda, deberemos circular por la derecha (por el carril de fuera), siempre que nuestra salida esté próxima, y por la izquierda (o carril de dentro) si nuestra salida está después de varias. De esta manera no entorpecemos el tráfico, que es una de las principales misiones de la rotonda. Así, si nuestra salida es la primera, podemos dejar que un coche cuya salida es posterior nos adelante y el tráfico sea fluido. De la misma manera, quien circula por el carril de dentro debe señalar e incorporarse al carril exterior paulatinamente y siempre en condiciones de seguridad. Si no puede hacerlo, tendrá que continuar dando vueltas a la rotonda hasta que pueda hacerlo. 4-Todos los cambios de sentido tanto dentro de la rotonda como para abandonarla deberán ser señalizados con el intermitente para avisar al resto de conductores. Si el conductor no está avisado o no se ha percatado de dicha señal, hay que tener presente que el intermitente no da la prioridad, y por tanto, es posible que si no se puede realizar un cambio de carril dentro de la rotonda evitando una colisión, se deba continuar dentro hasta poder garantizar que se puede realizar la maniobra con garantías. Ahora bien, analizamos: -El punto 1 y 2, salvo algún energúmeno que siempre hay por ahí suelto, se acostumbran a cumplir. Aunque siempre hay alguien que entra en la rotonda como un elefante en una cacharrería, o el que le resulta más corto girar a la izquierda “cortando camino” en sentido horario… pero son los que menos. -El punto 3 y el 4 ya es otro cantar. Es bastante habitual quien hace la rotonda recto, sin respetar los carriles (véase el coche amarillo), o quien sale de la rotonda cuando le viene en gana y como le viene en gana (coche rojo). No sería la primera vez que a milímetros de un golpe se han llevado dichos coches una sonora pitada, y han mirado con cara de “¿pero qué te pasa? Tendré que salir, ¿no?”, lo cual hace pensar que la mayoría de la gente NO sabe circular por rotondas, por lo que pasan de ser un elemento de seguridad vial a un peligro. En Holanda se ha estudiado una posible solución a estos puntos con la “turbo glorieta”. Pero además de los problemas de civismo o circulación vial, nos encontramos con otro problema de índole urbanístico: el abuso de la rotonda como elemento vertebrador en la ciudad. Es bien sabido que a los políticos y por ende, a los técnicos que trabajan para los ayuntamientos, les encanta colocar una rotonda, donde colocar una fuente, estatua o arbolito, para poder inaugurarla. No mal interpretemos la voluntad de embellecer la ciudad, o incluso de fomentar el arte en ella (aún cuando estos elementos son inaccesibles al peatón al quedar aislados dentro del tráfico rodado). Esto suele llegar muchas veces a casos absurdos, como uno que tenemos cerca, de un cruce de dos calles con un ancho de 9 metros, de doble circulación y con una línea de aparcamientos a cada lado… o sea, bastante estrecho para circular rápido. Donde encima el tráfico es nulo por encontrarse muy cercano a una arteria principal de la ciudad que es la que soporta el gran flujo de vehículos. Y donde el responsable de turno ha decidido colocar una rotonda en medio con una fuente de 60 chorros (no es una exageración, 60 contados)… Es evidente que esta rotonda está completamente fuera de lugar, ya que no necesita vertebrar ningún tráfico aquí (un simple cruce hubiera bastando) y además la rotonda elegida es más propia para una avenida amplia de 4 carriles en cada sentido y con los edificios alejados de la misma. Esto se pone de manifiesto en las innumerables quejas que recibió el ayuntamiento desde el primer día que se puso en marcha la fuente, ya que el ruido de 60 chorros en una calle de algo más de 15 metros… os podéis imaginar cómo acabaron los vecinos. |