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Las gárgolas y los seres mitológicos son elementos que siempre me han fascinado. Las gárgolas de las iglesias medievales tienen una función principalmente estética, además de funcional para desaguar las cubiertas. Al tratarse de seres infernales y malignos, el fiel sentía el miedo en las inmediaciones del templo, y la seguridad y paz al estar ya dentro. Así pues, aunque su origen se data en los principios de la edad media, el imaginario de los escultores tira de seres de la antigüedad, encontrando todo tipo de representaciones del mal. Precisamente este tema, la mayor representación del mal, fue el argumento para el concurso de gárgolas de la catedral de Washington, terminada en 1990, y de estilo neo-gótico. En un intento de adaptarse a la época, se pidió en un concurso infantil plasmar cual sería la cara de lo oscuro y lo malvado en este siglo. La respuesta fue evidente: Darth Vader, era el mayor icono cultural para dicha representación. Y así fue como el padre de Luke Skywalker llegó a lo alto de la “Casa Nacional de la Oración”. Pero es curioso como los ornamentos en las cubiertas, no son un símbolo exclusivamente occidental. Ya en el antiguo oriente, encontramos que en las edificaciones principales, existen las figuras mitológicas adornando los tejados. En China, una hilera de hasta doce figuras ornamentales situado en las esquinas de los tejados, representan un cortejo que siempre cierra la figura del Dragón, símbolo del emperador, y abre la figura del cortesano montado en el Ave Fénix, como símbolo de la inmortalidad. En medio podemos encontrar desde leones, peces, toros, dragones y un largo listado de animales de la cultura china. La función de estos elementos era identificar el rango de la casa o edificio gubernamental, siendo mayor la jerarquía a mayor número de animales, y alcanzando la casa del emperador la cantidad de doce (el Dragón, el Ave Fénix, y 10 animales más, ya que el diez era el número más próximo al cielo). En cualquier caso, en una cultura o en otra, los arquitectos y constructores, colocaron los animales más misteriosos en los tejados para que nos observasen desde ahí arriba. |