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La mayor parte de la obra del arquitecto catalán se encuentra en Cataluña, pero hay una muy notable excepción en Cantabria, más concretamente en Comillas. A finales del sigo XIX, Joan Martorell recibe el encargo del palacio de Sobellanos por parte del primer marques de Comillas, y para esta tarea contó con un joven ayudante recién titulado, un tal Antoni Gaudí. El palacio desde el principio busco destacar sobre el resto de las edificaciones de la época, prueba de ello es que fue el primer edificio de España en contar con luz eléctrica, y Gaudí estuvo encargado de diseñar algunas piezas de mobiliario. Tan notable fue su trabajo, que el cuñado del marqués, Máximo Díaz de Quijano, le encargo al principiante la que sería una de sus primeras obras, un hotelito cercano al palacio que más tarde se convertiría en la residencia para Díaz de Quijano, y que recibiría en nombre de “El Capricho”. En esta obra se aprecian ya detalles que acompañaron al arquitecto a lo largo de toda su vida profesional, como son el azulejo, el minarete árabe, algunos inicios de trazos curvos, la forja del hierro (heredado de su padre)… pero si destacó en algo este proyecto fue en la manera de concebirlo. Para ello Gaudí pretendió orientar al sol las estancias de la vivienda de la mejor manera en función de su uso. Así, dispuso el dormitorio principal al este, con las primeras horas de sol. A continuación el despacho y el salón principal. Y por último, para el sol de la tarde, colocó el dormitorio de invitados. Todo este recorrido se encontraba respaldado por un gran jardín tropical (dado que Díaz de Quijano hizo fortuna emigrando a América y retornando como un “Indiano”) en el centro de la vivienda, que hoy vemos cerrado, pero que no lo estuvo en principio. Para esta disposición, Gaudí se inspiro en el movimiento de los girasoles, y por ello, la vivienda completa está salpicada de azulejos con dicha flor. Si realizas la visita, muy recomendable aunque algo cara, podrás ver también los dibujos que el arquitecto hizo a tal efecto, e incluso la escultura de Gaudí en el jardín trasero observando, su propia obra. Pero también te llamará la atención la barra de bar que hoy ocupa el dormitorio de invitados, ya que este edificio se convirtió en un restaurante desde 1985 a 2009, y en 1992 fue comprado por un grupo empresarial japonés. De hecho, es más que probable que quien te venda la entrada, o quien te cobre el marca páginas de la tienda de souvenirs sea de origen oriental. Hoy en día se puede alquilar para eventos. |