¿Es realmente útil un carril bici? 31/07 2014

 

El éxito de la bicicleta como medio de transporte no es algo nuevo, pero quizás sí actualmente se esté tomando conciencia de ello a nivel institucional.  El desarrollo de este sistema lleva (o debería llevar) asociado una concepción de los carriles bicis desde el plan general de ordenación urbana, lo cual es sin duda lo más difícil de hacer.

La bicicleta, o bici, fue concebida por un inventor alemán allá por el 1815, y desde entonces ha tenido cantidad de adeptos por una cuestión muy sencilla: es un método de transporte rápido y fácil de manejar.

Pero ésta tuvo un duro competidor inesperado cuando a finales del mismo siglo se invento el coche, también en Alemania.

Poco a poco, el vehículo de combustión fue desplazando a la bici, y gracias a una magnifica campaña casi de lobby, las ciudades se diseñaron por y para los coches.

Debido a la situación actual, tanto económica como de concienciación medioambiental y de salud, la bicicleta esta volviendo a tomar un protagonismo que nunca debería haber perdido, ¿pero cuales son las claves para que una ciudad pueda ser vivida con bici? Vamos a enumerarlos e intentar comprenderlos comparándolos con el coche.

-Espacio específico.- ya nos ha quedado claro que en la ciudad hay un espacio para el coche (la calzada) y otro para el peatón (la acera), pero ¿y la bici? En la calzada corren un peligro evidente. En la acera pierden la ventaja de la velocidad y hay riesgo de colisión contra los peatones. ¿Qué pasaría si para ir de un punto a otro con el coche, te encontraras con que hay zonas donde no hay calle, o no lo suficientemente ancha para que quepa tu coche?

-Continuidad.- quizás la más importante aunque no lo parezca. El carril bici debe ser diseñado e instaurado desde los planes de movilidad de manera integra. Si quieres ir de un punto a otro, y para ello tienes la mala suerte de que no hay un carril bici continuo y tienes que invadir la calzada, terminas buscando métodos alternativos de trasporte, y el más inmediato es el coche.

-Distancia.- uno de los principales éxitos de la bici es que salva distancias más largas que andando en menos de la mitad de tiempo, pero requiere un esfuerzo físico. Por tanto es un medio de trasporte altamente recomendado para ciudades no muy grandes. Es el mismo salto que podemos encontrar entre coche, tren y avión.

-Pendientes y cambios de nivel.- Aunque parezca una obviedad, por mucho que leo sobre movilidad en bici y sus claves, casi nunca se menciona este punto. Eso es debido a que la mayoría de ciudades no cuenta con grandes desniveles en su orografía, pero a los que vivimos en ciudades con muchas cuestas, la bicicleta en muchas ocasiones puede ser una tortura. Las pendientes asumibles por un ciclo turista son menores que las que asume un coche. De la misma manera que hay una pendiente máxima para los vehículos y se actúa en consecuencia diseñando recorridos alternativos o en zigzag, deberíamos actuar con la bici desde el planeamiento de la ciudad.

-Aparcamiento.- Este punto no trata solo del espacio físico para aparcar la bici, también toca un poco de la cultura de los ciudadanos. ¿Se nos ocurriría planear de entrada los aparcamientos para coches en solares sin asfaltar, sin vigilancia y sin una buena conexión? De la misma manera, los parkings de bicicletas deben estar integrados con los recorridos urbanos, evitando así la impunidad de espacios donde resulta muy fácil robarlas. Tanto en el punto de destino como en casa, ya que no todos disponemos de un sitio donde guardarla en un piso estándar.

-Concienciación.- La bicicleta libera de humos y ruidos la ciudad, favorece la salud física y mental de sus ciudadanos, es mucho menos dañino para el peatón que el coche, y sin embargo hoy en día, muchos la siguen viendo como una amenaza y un estorbo. Los coches no la aceptan en su terreno y no son conscientes del peligro de un choque con alguien donde su chasis es su propio cuerpo. Muchos peatones siguen pensando que “las bicicletas son para el verano”.

-Préstamo accesible.- El hecho de que no todo el mundo pueda permitirse tener un espacio en casa donde guardar la bicicleta, o el dinero para comprarla o mantenerla, no es el único condicionante a la hora de implantar un buen servicio de préstamo de bicicletas en la ciudad. La comodidad de poder desplazarte entre distintos puntos compartiendo bici y transporte público es un plus para cualquier localidad, y descongestiona muchas calles de coches e incluso las horas punta en los autobuses, metros o tranvías. El caso de Madrid aquí es curioso, con un servicio de préstamo municipal de bicis eléctricas que no ha tenido aceptación por el coste del mismo. En el caso contrario, y recogiendo el resto de puntos de manera más o menos acertada, encontramos casos de éxito en Sevilla, Valencia, Londres y multitud de ciudades más.