Colaboración con Eduardo Martínez Hernández, galardonada con el PRIMER PREMIO en el Concurso de Ideas para la reordenación del actual parque de la Esperanza, una zona sin protagonismo en pleno centro de la ciudad de Huelva, solo considerada de paso y totalmente degradada.
Para su puesta en valor, se pretende que se transforme de ser un lugar de paso a un lugar con entidad propia, focalizadora de usos culturales o terciarios, colonizandola con una serie de módulos y con un presupuesto controlado en todo momento. Una inversión mínima cuya amorización comienza desde el primer momento dado que los módulos son prefabricados y sus plazos de ejecuación muy cortos. Todos los módulos se les calcula un periodo de amortización inferior al año, y son fácilmente faseables.
Las dimensiones de los espacios se adecuan a los usos que vayan a albergar.